El alfabeto francés tiene su origen en el alfabeto latino, que se usaba en la Antigua Roma. Cuando el latín se extendió al territorio de la actual Francia, comenzó a transformarse, mezclándose con los idiomas locales y sus sonidos. Con el tiempo, surgió el idioma francés y, con él, el alfabeto francés moderno.
El francés también adoptó algunas características de otros idiomas, como los signos diacríticos:
- **Acento grave ()**, que aparece sobre las letras è, à, ù`.
- Acento agudo (´), que se utiliza sobre é.
- Circunflejo (^), que se encuentra en ê, â, î.
- Diéresis (¨), que aparece sobre ë, ï, ü.
- Cedilla (ç), que hace que la c suene como [s].
Estas marcas influyen en la pronunciación y, a menudo, ayudan a entender el significado de las palabras.