Cuando empiezas a estudiar español, todo parece un lío: conjugaciones, artículos, verbos locos… Pero te voy a decir algo: los colores en español son una maravilla. Primero, no son muchos. Segundo, se aprenden volando. Y lo mejor de todo: los usas todos los días. En la ropa, en la comida, en los coches, hasta en las emociones — los colores están en todos lados. En una tienda, por ejemplo, puedes oír: “¿Te gusta el vestido rojo o el azul?” Y si no sabes qué significa “azul”, te puedes ir con el vestido equivocado. Pasa. Y encima suenan genial: “rojo”, “verde”, “amarillo”… casi como si fueran nombres de chicles. Un colega mío dijo una vez que los colores en español suenan como canciones. Así que aprenderlos es un paso pequeño pero muy sabroso hacia el idioma real. Y la verdad, no puedes vivir sin ellos — ya sea en viajes, series o mensajes con tus amigos hispanohablantes.