La expresión oral es, probablemente, la parte más intimidante del examen Goethe, especialmente si no estás acostumbrado a hablar alemán en voz alta. Pero en realidad, no es tan temible. El examen se realiza cara a cara con un examinador o en pareja con otro candidato. Generalmente, el formato es el siguiente: primero te hacen preguntas sencillas — cómo te llamas, de dónde eres, qué te gusta hacer. Luego debes describir una imagen o una situación. Y después — mantener una pequeña conversación sobre un tema dado. En los niveles A1–A2 puede ser un diálogo en una tienda o una charla sobre tu comida favorita. En B2–C1, los temas se vuelven más abstractos — por ejemplo, las ventajas y desventajas de la educación en línea. Lo importante es no quedarse callado. Incluso si cometes errores, intenta hablar con confianza. No hace falta ser perfecto — lo esencial es que el interlocutor te entienda. Antes del examen, es útil practicar el habla con amigos, un profesor o incluso hablando contigo mismo en voz alta. Esto te ayuda a relajarte y sonar más natural. Y sí, si no entiendes una pregunta, puedes pedir que la repitan. No es una falla, sino una reacción normal.
En la sección de expresión escrita del examen Goethe tendrás que redactar un texto en alemán. Puede ser una carta a un amigo, una queja a la empresa de transporte, una reseña, una solicitud — según el nivel. En A1 es sencillo: hablar de ti, tu familia, tus planes. En B1 ya deberás justificar tu opinión, y en C1 — redactar textos claros y lógicos con buena estructura. No solo se evalúa la gramática, sino también qué tan clara es tu forma de expresarte. A menudo, los ejercicios se basan en una situación concreta que debes desarrollar, respetando el estilo — formal o informal. Hay exigencias claras en cuanto a la extensión, y es importante no escribir menos de lo que se pide. Para no quedarte en blanco, es recomendable practicar de antemano — escribir textos cortos, cartas, descripciones de situaciones. Lo esencial no es solo lanzar frases, sino construir una estructura lógica: introducción, desarrollo y cierre. Cuanto más claras tus ideas y menos errores, más alta será tu puntuación.
La sección de lectura del examen Goethe evalúa qué tan bien comprendes textos escritos en alemán. Se te presentan varios textos de distinta longitud: pueden ser anuncios, cartas, artículos, fragmentos de blogs, instrucciones o incluso reclamaciones. Después del texto vienen los ejercicios: elegir la respuesta correcta, relacionar afirmaciones, completar frases. La dificultad depende del nivel — en A1 son textos simples como “la tienda abre de ocho a seis”, mientras que en B2 pueden tocarse temas más abstractos, donde importa no solo el contenido, sino también la intención del autor. A veces se pide información específica, y otras veces — interpretar el mensaje general. Por eso es esencial practicar: lo ideal es leer mucho — sitios web, noticias, publicaciones, lo que sea que encuentres. Lo mejor es que aprendas a captar el significado general sin traducir palabra por palabra — eso realmente ayuda en el examen y ahorra tiempo. Además, hay límite de tiempo, así que la lectura rápida será tu mejor aliada.
La comprensión auditiva es la primera parte del examen Goethe, y evalúa cómo entiendes el alemán hablado. Se reproducen grabaciones: diálogos, anuncios, entrevistas, a veces monólogos. El contenido varía según el nivel: en A1 es bastante sencillo — frases cortas, situaciones cotidianas, pocos detalles. En B2 y C1 ya son fragmentos largos en los que debes captar tanto la idea general como los detalles específicos. Las grabaciones se escuchan una o dos veces, y luego respondes preguntas: elegir una opción correcta, insertar frases, ordenar eventos. No basta con oír las palabras: es esencial entender el contexto. Además, los acentos pueden variar, así que conviene entrenar con podcasts, noticieros o youtubers alemanes antes del examen. Así te acostumbras a distintas formas de hablar. Algunas grabaciones son rápidas y el tiempo para pensar es limitado, por lo que es importante practicar con antelación. Pero no te asustes — los ejercicios están bien definidos y, si entiendes al menos una parte, ya puedes deducir la respuesta correcta.
El examen Goethe está organizado de forma clara y sin burocracia innecesaria. Consta de cuatro partes estándar que, en conjunto, ofrecen una imagen completa de tus conocimientos de alemán. La primera parte es la comprensión auditiva. Te ponen diversas grabaciones de audio: anuncios, diálogos, entrevistas, a veces incluso fragmentos de radio o podcasts. Debes escuchar con atención y luego responder preguntas. Todo depende del nivel: en A1 serán frases cortas y situaciones simples, mientras que en C1 se presentan textos largos y complejos con matices. La segunda parte es la lectura. Aquí se te entregan textos de distintas temáticas — desde cartas hasta noticias breves — y no basta con leerlos, hay que comprender bien el contenido. Después viene la expresión escrita. En esta parte se evalúa tu capacidad para expresar ideas por escrito. Tendrás que redactar una carta breve, una queja, un anuncio o un relato, según el nivel. Y, por supuesto, está la expresión oral. Esta parte se realiza cara a cara con un examinador o en pareja con otro participante. Tendrás que responder preguntas, describir una situación y mantener una conversación. Todo el examen dura entre una hora y media y tres horas: primero se hacen las partes escritas, luego la oral, que a veces se realiza en un día diferente. Todo es justo y claro, sin trucos ocultos.
Expresión oral
Expresión escrita
Lectura
Comprensión auditiva
Estructura del examen y sus partes