Los exámenes de Cambridge no son “adivina la palabra según la imagen” ni pruebas contrarreloj. Tienen una estructura clara que evalúa no solo si sabes gramática, sino si puedes usar el inglés en la vida real. Normalmente, el examen tiene 4 o 5 partes, según el nivel.
Reading & Use of English — lectura + gramática. Aquí tendrás que leer textos, completar espacios, elegir sinónimos y demostrar que realmente entiendes el idioma.
Writing — expresar tus ideas por escrito. Por ejemplo, redactar una carta, un ensayo, un artículo o una queja. Evalúan la estructura, gramática y estilo — como en la vida real.
Listening — comprensión auditiva. Escucharás diálogos, anuncios, entrevistas. Lo importante no es solo oír, sino entender. Incluso con acentos.
Speaking — la parte más estresante, pero muy importante. Conversas con un examinador y otro candidato: discuten imágenes, intercambian opiniones, hacen mini-diálogos.
La calificación es según la escala de Cambridge — con un máximo de 200 puntos. Cuanto más alto el nivel, más alta la exigencia. Los puntos se corresponden con niveles CEFR, y si te quedas un poco corto, igual recibes un certificado — solo de un nivel más bajo. Así que siempre hay oportunidad de tener buen resultado.