En español, todo sustantivo es masculino o femenino. A veces suena raro para quienes vienen de otros idiomas, pero en español es parte esencial del sistema. Normalmente, las palabras terminadas en -o son masculinas (el zapato), y las que acaban en -a, femeninas (la silla). Sin embargo, hay excepciones que hay que aprender con el tiempo.
También existen casos donde el género cambia el significado: el capital (dinero) y la capital (ciudad principal). Y lo más recomendable es aprender cada palabra junto con su artículo, porque ayuda a recordarlo todo más fácil.
Excepciones y sustantivos inanimados
Sustantivos femeninos
Sustantivos masculinos
El género de los sustantivos
Hay palabras que simplemente no siguen las reglas. El día es masculino, aunque termina en -a. La mano es femenina, aunque termina en -o. Estas excepciones son comunes, y la única forma de dominarlas es exponerse al idioma y memorizarlas en contexto.
Incluso los objetos inanimados tienen género: el sofá es masculino, la radio es femenina. ¿Por qué? Porque así es como evolucionó el idioma. No hay que buscarle lógica — hay que acostumbrarse.
Las palabras que terminan en -a suelen ser femeninas: la mesa, la ventana, la amiga. En plural, usamos las: las mesas, las amigas. Pero como en toda lengua, hay palabras que rompen el esquema: la mano, por ejemplo, termina en -o pero es femenina.
La clave está en la exposición constante: escuchar, leer y usar el idioma cada día. Poco a poco, el cerebro empieza a reconocer los patrones sin necesidad de pensar demasiado.
Por regla general, si un sustantivo termina en -o, es masculino: el perro, el vaso, el chico. En plural, usamos los: los perros, los chicos. Aunque hay palabras masculinas que no terminan en -o, como el lápiz o el arroz.
Una buena estrategia es aprender siempre el artículo junto con el sustantivo. Así, en lugar de memorizar solo árbol, memoriza el árbol. Esto te ayudará mucho cuando tengas que hablar con fluidez.